Santiago de Compostela

Santiago de Compostela, ciudad de peregrinaje

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985, la capital de Galicia destaca por su belleza monumental y su historia milenaria. La ciudad ha estado muy ligada a la religión desde sus orígenes, y la peregrinación hasta su catedral se ha convertido, gracias al Camino de Santiago, en una actividad que atrae a miles de visitantes cada año.

 

La historia de Santiago de Compostela

La fundación de Santiago de Compostela está vinculada al descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago, uno de los discípulos predilectos de Jesucristo. Validado de inmediato por la autoridad eclesiástica y la monarquía asturiana, el hallazgo obligó a la construcción de un templo que custodiara los restos sagrados. Pese a ser objeto de una ampliación, el santuario no tardó en quedar desbordado ante el incesante flujo de devotos del apóstol, por lo que en el siglo XI fue reemplazado por una catedral.

 

De esta forma, la sede de las reliquias del apóstol se erigió en uno de los principales lugares de peregrinación de la cristiandad, junto con Roma y Jerusalén, una condición que propició la expansión y consolidación de la ciudad que hoy conocemos.

 

 

La catedral de Santiago de Compostela

Tras sucesivas ampliaciones del primer templo, construido hacia el año 834, la importancia que estaba adquiriendo el culto jacobeo exigió la construcción de una gran catedral de estilo románico. Con el paso de los siglos, a la edificación original se le añadieron elementos decorativos y arquitectónicos de estilos posteriores, como el renacentista, el barroco y el neoclásico, que contribuyeron a resaltar el carácter monumental y el profundo simbolismo de un templo perfectamente adaptado a las necesidades del culto al apóstol.

 

La fachada del Obradoiro exhibe un estilo barroco, la fachada de Azabachería mezcla elementos de estlilo barroco y neoclásico, la fachada de Platerías conserva los elementos románicos originales y la fachada de la Quintana, constituye un conjunto barroco en dos lienzos diferenciados –en los que destacan la Puerta Real y la Puerta Santa- que forman un gran vestíbulo de bienvenida a la catedral de Santiago.

 

El Pórtico de la Gloria es, por otra parte, uno de los elementos más relevantes de la catedral. Considerado como una de las obras maestras del arte medieval, fue en sus orígenes la portada occidental de la catedral. Su diseño corrió a cargo del maestro Mateo, el arquitecto que en torno a 1168 se hizo cargo de la dirección de las obras del templo. Recientemente el pórtico ha sido objeto de una profunda restauración para devolverle la policromía original, que había desaparecido con el paso de los siglos.

 

 

 

El camino de Santiago

El descubrimiento de la tumba de Santiago tuvo lugar en una época en la que estaba muy extendido el culto a las reliquias. En este sentido, la aparición del cuerpo del apóstol constituía un acontecimiento de primer orden. Asimismo, la noticia supuso una recompensa moral para una Europa que intentaba consolidar su fe cristiana frente al islam, religión que había alcanzado una expansión territorial y un prestigio cultural considerables.

 

La difusión del culto a Santiago propició la aparición de diversas rutas de peregrinación que conectaron la rede de las reliquias con el resto de Europa.

El Camino de Santiago se convirtió en un fenómeno multitudinario, que sirvió para fomentar el intercambio cultural y la cohesión territorial. A finales del siglo XX el camino sumó a su simbolismo religioso su incorporación a los principales itinerarios turísticos del mund, en atención a sus valores paisajísticos, históricos y artísticos.

 

 

El casco antiguo de Santiago

La presencia de la catedral propició la aparición de la trama urbana que hoy conforma el casco antiguo de Santiago de Compostela. De esta forma, los templos y conventos vinculados al culto jacobeo conviven con los hospitales destinados a atender a los peregrinos, los equipamientos universitarios y los palacios de la nobleza y la jerarquía eclesiástica.

 

El románico y el gótico son los estilos predominantes en las edificaciones de origen medieval, mientras que las obras posteriores presentan las características propias del Renacimiento, el Barroco y el Neoclasicismo. La plaza del Obradoiro, corazón espiritual de la ciudad, constituye el escaparate de estilos artísticos más representativos de la ciudad, ya que reúne la fachada barroca de la catedral, el románico palacio de Gelmírez, el plateresco Hostal de los Reyes Católicos, el neoclasicista palacio de Rajoy y el gótico renacentista Colegio de San Jerónimo.

 

La zona vieja de Santiago de Compostela reúne otros edificios relevantes de gran valor arquitectónico, como la Facultad de Geografía e Historia, el colegio de Fonseca y numerosas iglesias, como la iglesia de San Paio de Antealtares, la Iglesia de San Francisco y la capilla de las Ánimas.

 

Toda esta riqueza convierte al casco antiguo de Santiago en uno de los conjuntos histórico-artísticos más destacados de Europa, tal y como evidencia su inclusión en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1985.

 

Por otra parte, la arquitectura de las distintas calles y plazas que conforman el trazado del casco antiguo todavía mantiene vivo el recuerdo de ese pasado medieval.

Entre las primeras vías residenciales que se formaron en la ciudad medieval figuraron las de Vilar, Franco y Preguntoiro, a las que se sumaría posteriormente la Rúa Nova.

 

Las ordenanzas municipales definieron cada detalle del espacio urbano, de manera que el comercio se concentró principalmente en torno a la plaza de Cervantes y las calles de Azabachería y Moeda. En este sentido es de destacar el Mercado de Abastos, construido entre 1937 y 1941 tras el derribo del edificio original, pero que adoptó rasgos propios de la arquitectura medieval.

 

 

Extramuros

A finales del siglo XX, la demolición de las murallas medievales permitió integrar en la ciudad los municipios y zonas rurales situados en los alrededores. En esa época se creó el parque de la Alameda, un importante espacio de ocio para los santiagueses, que en la actualidad realiza la función de enlace ajardinado entre el centro histórico y el Campus Sur de la universidad.

 

Entre finales del siglo XX y principios del XXI, el sector extramuros de Santiago se ha convertido también en el escaparate de la arquitectura más vanguardista, con grandes equipamientos como el Centro Gallego de Arte Contemporáneo y la Ciudad de la Cultura, proyectos con vocación icónica que han contribuido a potenciar el atractivo cultural y artístico de la ciudad.

 

 

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