Palau de la Música Catalana

Un icono del modernismo

Referente ineludible de la vida cultural de Barcelona, el Palau de la Música Catalana es considerado una de las obras maestras de la arquitectura modernista, incluido en multitud de libros sobre modernismo.

 

El edificio fue construido en el centro histórico de Barcelona entre 1905 y 1908 por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner para albergar las actividades del Orfeó Català, una sociedad coral fundada a finales del siglo XIX por los compositores Lluís Millet y Amadeu Vives que buscaba ligar la música a los ideales del catalanismo conservador. Debido a su valor artístico, el auditorio fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

La historia del Palau de la Música

Columnas con mosaicos del Palau de la Música de Barcelona

 

Formado inicialmente por un coro masculino, el Orfeó Català creció rápidamente tras su fundación en 1891, incorporando secciones femeninas e infantiles y cosechando éxitos importantes en el panorama musical.

 

En 1904, la junta directiva de la sociedad coral –entonces presidida por el influyente joyero Joaquim Cabot– decidió que había llegado el momento de dotar al Orfeó de su propia sede y auditorio, de forma que adquirió un pequeño solar de perímetro irregular en el barrio de Sant Pere, una de las zonas más densamente pobladas del casco antiguo de Barcelona.

 

Para llevar a cabo el proyecto, los responsables de la entidad recurrieron a los servicios de Lluís Domènech i Montaner, un arquitecto distinguido por su compromiso con el movimiento catalanista y su profundo conocimiento de las tradiciones autóctonas. Demostrando una total sintonía con los promotores de la obra, Domènech concibió un edificio de diseño deslumbrante, que reflejaba tanto el renacimiento de la cultura catalana que propugnaba el Orfeó Català como la pujanza de una burguesía deseosa de dotarse de nuevas señas de identidad.

 

Un exterior imponente

Escultura en la fachada del Palau de la Música de Barcelona

El conjunto escultórico situado en la esquina del edificio fue realizado por Miquel Blay

 

El solar en el que se construyó el Palau de la Música de Barcelona se encontraba entre calles muy estrechas, un hecho que impedía obtener una buena perspectiva del conjunto. Consciente de ese problema, Domènech empleó una distribución similar en las dos fachadas visibles del edificio, desarrollando una secuencia de balcones, columnatas y ventanas para generar una sensación de continuidad que también quedó reforzada por la utilización del ladrillo visto, el vidrio y la cerámica.

 

Asimismo, en la intersección de las dos fachadas, el arquitecto del Palau de la Música situó un imponente conjunto escultórico con alusiones a la canción popular catalana. De esta forma, Domènech rindió un homenaje a los orígenes del Orfeó Català y, al mismo tiempo, subrayó la presencia del acceso principal, que sin esa decoración habría pasado más desapercibido.

 

Decoración exuberante

Escalera del Palau de la Música de Barcelona

La escalinata que conecta el vestíbulo con los niveles superiores fue realizada en mármol

 

El diseño deslumbrante del exterior del Palau de la Música se corresponde con la majestuosidad de los espacios interiores. La utilización constante por parte de Domènech de los motivos florales convirtió el interior del Palau de la Música en una explosión de alegría y vitalidad. Esa sensación de optimismo se vio amplificada por el uso de una variada paleta cromática, una de las señas de identidad del arquitecto modernista.

 

La culminación del programa decorativo proyectado por el arquitecto es la cúpula invertida de vidrio coloreado que ilumina la sala de conciertos del Palau de la Música, obra del taller de Antoni Rigalt y Jeroni Granell.

 

La sala de conciertos del Palau del Música

Para acoger los recitales del Orfeó Català, Domènech proyectó un gran auditorio de planta oval con platea y dos pisos, capaz de albergar a cerca de 2.000 espectadores. Bañado por la luz natural procedente del exterior gracias a la utilización pionera del muro cortina, el espacio permitía obtener una acústica óptima.

 

A su diseño funcional, el auditorio sumó una decoración fastuosa, en la que Domènech combinó con total libertad expresiva las superficies de cerámica y vidrio con esculturas de carácter alegórico, como los grupos de doncellas y valquirias esculpidos por Dídac Masana y Pablo Gargallo que decoran el proscenio.

 

El libro para descubrir la belleza del modernismo

Surgido a finales del s.XIX el modernismo se inspiró en los elementos de la naturaleza para crear obras de una belleza extraordinaria, tanto en el ámbito de la arquitectura, la pintura, la escultura, la decoración o la joyería. Alcanzó su apogeo en Barcelona, encabezado por arquitectos como Gaudí, Domènech i Montaner o Puig i Cadafalch, que cambiaron por completo la ciudad.

 

Con más de 300 fotografías, este libro sobre el modernismo recorre este movimiento artístico en todos los ámbitos. Sus excepcionales instantáneas muestran en detalle los edificios y las obras modernistas más creativas de este movimiento. Editado por Dosde, el libro incluye una gran cantidad de fotografías que recogen la belleza de este movimiento artístico.

Libro del modernismo arquitectura Dosde Editorial

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