Modernismo

¿Qué es el modernismo?

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, coincidiendo con una época de progreso tecnológico y desarrollo económico, en diversas regiones de Europa se desarrolló de forma simultánea un nuevo movimiento artístico que buscaba romper con el pasado apostando por una mayor libertad creativa.

 

Antítesis del historicismo académico que había predominado hasta entonces, esta tendencia –que se caracterizaba por abolir la jerarquía que tradicionalmente se había establecido en las artes y por reivindicar el valor del trabajo artesanal y de las formas propias de la naturaleza– recibió distintos nombres en cada territorio, como art nouveau en Bélgica y Francia, modern style en Gran Bretaña, Sezessionstil en Austria, Jugendstil en Alemania y stile Liberty en Italia.

 

En Cataluña, la región más cosmopolita y próspera de España, el movimiento acabó siendo conocido como modernismo y tuvo su principal foco de difusión en Barcelona, una ciudad que entonces estaba experimentando un fuerte crecimiento en todos los ámbitos gracias a los efectos de la Revolución Industrial. Dotado de una personalidad propia, el modernismo catalán acabó alcanzando su máximo esplendor de la mano de la burguesía, que encontró en ese movimiento una herramienta idónea para expresar sus aspiraciones sociales y políticas.

 

Ese apoyo incondicional de las clases adineradas hizo posible que decenas de arquitectos, pintores, escultores y artesanos liberaran su imaginación para crear obras modernistas de diseño singular que, además de transformar la estética de los espacios públicos y privados, se acabaron convirtiendo en iconos de una era marcada por las ansias de renovación y belleza.

 

La irrupción de un nuevo estilo

Interior Casa Barbey Barcelona

La Casa Barbey, situada en La Garriga, fue proyectada por Manuel Raspall i Mayol

 

El término modernismo comenzó a utilizarse a finales del siglo XIX para denominar a un grupo heterogéneo de artistas e intelectuales que querían dotar a Cataluña de una cultura nacional y moderna, equiparable a la de los países más avanzados.

 

Inspirado en parte por el Art and Crafts, un movimiento artístico inglés que reivindicaba el valor del trabajo artesanal, el modernismo presentaba numerosos puntos en común con las diversas variantes del art nouveau surgidas en las principales ciudades europeas durante ese mismo período, como las ansias de libertad creativa, la admiración por las formas de la naturaleza y el gusto por la riqueza ornamental.

 

Guiado por su afán regenerador, el modernismo acabó incidiendo en una gran variedad de disciplinas, entre ellas la literatura, la música, la pintura, la escultura y, sobre todo, la arquitectura, ámbito en el que alcanzó su pleno desarrollo, tal y como evidencian obras como la Casa Batlló, La Pedrera, el Palau de la Música Catalana, la Casa Amatller y el Hospital de Sant Pau. Todas esas construcciones son hoy consideradas iconos de la arquitectura modernista.

 

Barcelona y el modernismo

Façade Casa Amatller Barcelone

La Casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch, es uno de los iconos del Paseo de Gracia, en Barcelona

 

Asociado a la idea de renovación y progreso, el modernismo alcanzó su máximo apogeo en Barcelona, en constante expansión desde mediados del siglo XIX. En 1854 las autoridades municipales aprobaron el derribo de las murallas medievales que hasta entonces habían impedido la expansión de la ciudad.

 

Esa decisión significó la creación del Ensanche, una extensa cuadrícula de calles perpendiculares y paralelas al mar proyectada por el ingeniero Ildefons Cerdà que permitió aliviar los graves problemas de salud pública derivados del hacinamiento y unir de forma ordenada el núcleo antiguo de Barcelona con los municipios circundantes.

 

La nueva trama urbana –cuyo eje central se situó en el Paseo de Gracia, la avenida en la que se establecieron las familias más influyentes de la ciudad– otorgó un papel central a los arquitectos, que fueron contratados por la pujante burguesía industrial para construir una gran variedad de edificios y equipamientos.

 

Los arquitectos modernistas

La gran transformación urbana que experimentó Barcelona entre finales del siglo XIX y principios del XX fue posible gracias a una extensa nómina de arquitectos, entre los que destacaron especialmente Antoni Gaudí, Josep Puig i Cadafalch y Lluís Domènech i Montaner, considerados los principales referentes del modernismo catalán.

 

Poseedores de profundos conocimientos teóricos y técnicos, estos profesionales emplearon en un inicio recursos propios del historicismo y el eclecticismo, pero con el tiempo fueron evolucionando hacia un estilo más original. Identificadas con los postulados estéticos del modernismo, sus obras reflejaron el esplendor de la burguesía, al mismo tiempo que enriquecieron el patrimonio arquitectónico de Barcelona, posicionando la ciudad en la vanguardia artística europea.

 

Entre el pasado y el futuro

Admiradores de la Edad Media, una época identificada con el esplendor económico y cultural de Cataluña, los arquitectos modernistas se distinguieron por introducir en sus obras elementos propios del estilo gótico.

 

Presentes tanto en el plano ornamental como en el estructural, esas referencias al pasado se combinaron con la utilización de materiales propios de la era industrial.

 

De esa forma, los artífices del modernismo trascendieron la mera recreación del lenguaje medieval para crear una arquitectura completamente novedosa, que presentaba similitudes con las diversas variantes del art nouveau surgidas en las principales ciudades europeas, como el gusto por las formas curvilíneas y los detalles decorativos de carácter alegórico.

 

La revitalización de la artesanía

El modernismo aspiraba a dotar de un valor estético a todos los objetos de la vida cotidiana, de forma que el movimiento otorgó un gran protagonismo a los artesanos, que combinaron las técnicas tradicionales con las últimas innovaciones tecnológicas para explotar el potencial plástico de la madera, la cerámica, el hierro y el vidrio, entre otros materiales.

 

Pertenecientes a familias que habían trabajado en los mismos talleres durante generaciones, estos especialistas de las artes y oficios solían trabajar en estrecha colaboración con los arquitectos. Gracias a esa interacción, la decoración y el mobiliario quedaron perfectamente integrados en los espacios a los que iban destinados, creando un sugerente universo de texturas, formas y colores.

 

El libro para descubrir el modernismo

El modernismo fue un movimiento artístico de increíble belleza, que se manifestó en la arquitectura, la pintura, la decoración e incluso la joyería y el cartelismo. Este libro sobre el modernismo profundiza en todos esos ámbitos y en los orígenes de este movimiento, que se produjo en una época de grandes cambios sociales y tecnológicos.
Imprescindible para tener una visión global de este movimiento artístico y arquitectónico irrepetible, que se convirtió en una de las señas de identidad de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX.

Libro sobre modernismo arte y arquitectura Dosde Editorial

Email to someoneShare on FacebookTweet about this on Twitter