Madrid, una ciudad monumental
Considerada una de las grandes capitales europeas, Madrid es una ciudad que acumula siglos de historia, tal y como demuestran los numerosos monumentos que se reparten por sus calles. Esa riqueza cultural y artística forjada por el paso de los años convive con el espíritu modernizador del Madrid actual, una ciudad dinámica y cosmopolita que mira al futuro.
El centro histórico
El centro histórico de Madrid, que floreció bajo el reinado de los Austrias, se extiende desde la plaza de Oriente hasta la Puerta del Sol, y tiene como punto de referencia la plaza Mayor. Desde su construcción, este espacio público generó una intensa actividad comercial.
Además de acoger mercados y ferias, en sus soportales se instalaron los principales gremios de la ciudad, y era el escenario de celebraciones y eventos multitudinarios, desde proclamaciones reales hasta ejecuciones públicas, pasando por procesiones religiosas, corridas de toros y representaciones teatrales. En la actualidad, la plaza sigue albergando actos sociales importantes.
En esta zona histórica de Madrid destacan edificios como el Mercado de San Miguel, construido entre 1913 y 1916 por el arquitecto Alfonso Dubé y Díez y que es el único representante de la llamada arquitectura del hierro y la Casa de la Villa, obra de Juan Gómez de la Mora y muestra de la arquitectura civil de los Austrias.
Pero sin duda el espacio más conocido es la Puerta del Sol. Escenario de actos multitudinarios, como la celebración de fin de año, y centro simbólico de la geografía española, la Puerta del Sol era originalmente un acceso del tramo oriental de la muralla que protegía a Madrid en el siglo XV, pero debido a la expansión urbana poco a poco fue adquiriendo una posición central en la ciudad.
Las iglesias de Madrid
Las instituciones religiosas tenían un papel central en el Madrid de la Edad Media, cuando la trama urbana se articulaba en torno a una decena de iglesias parroquiales. Además de su función religiosa, esas parroquias marcaban las divisiones administrativas de la ciudad medieval, constituyendo así elementos clave en la organización de la vida pública. De hecho, todos los madrileños estaban obligados a inscribirse en ellas para poder gozar del derecho de vecindad.
Tras el asentamiento de la corte en la ciudad, las instituciones religiosas adquirieron un protagonismo todavía mayor. Los sucesivos monarcas de la Casa de Austria favorecieron la llegada a la capital de nuevas órdenes religiosas y fomentaron la creación de numerosas iglesias.
De esa época datan edificios como la colegiata de San Isidro, la iglesia de San Antonio de los Alemanes y la capilla de san Isidro de la iglesia de San Andrés, que coinciden en el uso de las formas barrocas.
El barrio de las Letras y Lavapiés
El barrio de las Letras debe su nombre a la intensa actividad literaria que albergó el lugar entre los siglos XVI y XVII, un período que es conocido como el Siglo de Oro debido al extraordinario florecimiento de la cultura española.
Durante esa época, el barrio atrajo a escritores universalmente reconocidos como Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y Lope de Vega. Asimismo, en la zona se encontraban los principales corrales de comedias de la ciudad, teatros públicos instalados en patios descubiertos en los que se representaban todo tipo de obras.
De aquella época de la historia de Madrid han sobrevivido muy pocos edificios, pero el barrio de las Letras ha logrado mantenerse como un importante polo cultural, tal y como evidencia la presencia del Ateneo de Madrid, el Teatro Español y el Teatro de la Comedia, entre otras instituciones.
Al sur de las Letras se sitúa Lavapiés, un antiguo arrabal surcado por barrancos con fuerte pendiente que fue incorporado al recinto urbano a partir de 1625, con la construcción del muro de Felipe IV. Desde sus orígenes, el barrio fue el destino de las clases humildes que no podían costearse una vivienda en una zona más céntrica, de forma que se acabó convirtiendo en el símbolo del Madrid más tradicional y popular. La calle del Calvario, la plaza de Lavapiés y el Mercado de Antón Martín son algunos de los espacios más populares del barrio.
La ciudad de la realeza y el Teatro Real
Antes de convertirse en la capital de España, Madrid ya gozaba de una cierta popularidad entre la monarquía y fue escenario de varias reuniones de las Cortes, la institución política en la que se encontraban representados los estamentos del reino.
El rey Felipe V inició en Madrid la construcción de nuevo palacio, que trascendió su función residencial para erigirse en el principal símbolo de la autoridad real. El Palacio Real, residencia oficial de la monarquía española, escenifica el esplendor del poder regio a través de su diseño arquitectónico.
El Teatro Real es otro de los puntos clave de la ciudad de Madrid. Considerado uno de los centros de referencia de la escena operística internacional, el Teatro Real comenzó a construirse en 1818 por mandato del rey Fernando VII. Tras sucesivos problemas de presupuesto, las obras concluyeron en 1850, aunque posteriormente se tuvieron que hacer nuevas reformas para asegurar la solidez del edificio. En 1997 el Teatro Real de Madrid abrió de nuevo sus puertas tras una profunda reforma que permitió devolver al edificio su función operística original.
A principios del siglo XVIII, España pasó a estar gobernada por los Borbones, una dinastía de origen francés. Además de desarrollar un ambicioso programa de reformas políticas, los Borbones introdujeron en el país los ideales de la Ilustración, un movimiento intelectual basado en la defensa de la razón y la fe en el progreso.
Su fue especialmente notoria durante el reinado de Carlos III, entre 1759 y 1788, cuando se llevaron a cabo profundos cambios urbanísticos destinados a transformar la ciudad en una capital europea de primer nivel. Se aprobaron normativas que permitieron mejorar la higiene y la iluminación de los espacios públicos, se adoquinaron las calles, se planificaron grandes avenidas y se construyeron numerosos edificios civiles de diseño monumental.
La Fuente de Cibeles, la Puerta de Alcalá, el Palacio de Cibeles, el Casino de Madrid, el Teatro Alcázar y el Círculo de Bellas Artes son algunos de los edificios y monumentos de Madrid que remiten a la época de la Ilustración.
El Paseo del Arte
El rey Carlos III aprobó en 1763 la creación del denominado Salón del Prado, un gran paseo ajardinado decorado con estatuas y fuentes monumentales en torno al cual se construyeron diversos equipamientos científicos vinculados a los ideales de la Ilustración.
A principios del siglo XIX, en uno de los equipamientos del nuevo bulevar se instaló el Museo del Prado, que reunía algunas de las obras más representativas de las colecciones de la monarquía española. Actualmente está considerado una de las mejores pinacotecas del mundo.
Avanzado el siglo XX, la apertura del Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía consolidó definitivamente el paseo del Prado como un polo artístico de primer nivel, donde se sitúan los museos de Madrid más relevantes. No en vano, en la actualidad esa vía urbana es conocida también como el Paseo del Arte, un nombre que remite a su inigualable oferta cultural.
La Gran Vía de Madrid y la nueva ciudad
A mediados del siglo XIX, con el fin de solucionar los problemas que estaba generando el fuerte crecimiento demográfico derivado de la Revolución Industrial, las grandes ciudades europeas comenzaron a expandirse de forma ordenada mediante barrios de trazado geométrico dotados de amplias avenidas. Madrid se unió a esa tendencia en 1860, cuando las autoridades municipales aprobaron un proyecto de ensanche diseñado por el ingeniero Carlos María de Castro.
Para descongestionar el casco antiguo, el Ayuntamiento se planteó trazar una avenida que enlazara los extremos este y oeste de la ciudad. Finalmente, en 1904 se aprobó la construcción de la nueva arteria, conocida popularmente como Gran Vía, que se convirtió desde sus orígenes en un símbolo de la modernización de Madrid.
La Gran Vía de Madrid, dominada por grandes edificios como la Casa del Cura, el Edificio Telefónica o la Casa Urquijo, desemboca en la popular Plaza de España, presidida por un gran monumento dedicado al escritor Miguel de Cervantes.
Fue en la segunda mitad del siglo XX, tras la guerra civil española, cuando Madrid inició su transformación en una gran metrópoli. La capital española multiplicó en poco tiempo su superficie y número de habitantes mediante la anexión de los municipios cercanos, convirtiéndose en el centro de un territorio sin límites preestablecidos.
En paralelo a esa expansión, Madrid supo dotarse de un sólido tejido industrial propio y de un sector de servicios moderno, distanciándose de su tradicional concepción como simple centro administrativo para adquirir la condición de polo financiero de primer orden. Con el fin de mantener su posicionamiento ecónomico y cultural, en los últimos años la ciudad ha seguido incorporando a su trama urbana nuevos edificios e infraestructuras que reflejan las tendencias arquitectónicas más vanguardistas, en un proceso de actualización constante que está predestinado a tener continuidad en el futuro.
La Torre Foster, el Edificio BBVA, la Torre Picasso, el conjunto Puerta de Europa o la Cuatro Torres Business Area son algunas de las construcciones más representativas de la parte más moderna de la ciudad
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