¿Qué es el Park Güell?
Convertido en uno de los iconos de la ciudad de Barcelona, el Park Güell es un extenso parque público construido entre 1900 y 1914 por Antoni Gaudí, principal referente del modernismo catalán. El recinto, que fue concebido en un inicio para albergar una urbanización exclusiva, abrió al público en 1923 y en 1984 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.
En sus más de 17 hectáreas se encuentran algunas de las creaciones más originales y enigmáticas de Gaudí, como el dragón de la escalinata principal, los pabellones de la entrada y el banco ondulante de la gran plaza central. Todos estos elementos repletos de simbolismo convierten el Park Güell en un lugar tan mágico como inimitable, que es imprescindible visitar en Barcelona.
Los orígenes del Park Güell
En 1899, el industrial catalán Eusebi Güell i Bacigalupi adquirió los terrenos de una antigua masía en las afueras de Barcelona –can Muntaner de Dalt– con la idea de construir en ellos una urbanización de casas aisladas para familias adineradas. La ciudad se hallaba en aquella época en pleno crecimiento demográfico tras varias décadas de fuerte industrialización que habían causado un gran trasvase migratorio del campo al área urbana. Casi medio siglo antes, en 1854, la presión política y popular había logrado derribar las murallas que frenaban la expansión territorial de Barcelona hacia el llano colindante.
La urbanización de esta vasta extensión de 10 kilómetros cuadrados –cinco veces mayor que el recinto amurallado– permitió que la ciudad se acercara y posteriormente incorporara varias poblaciones del llano y alcanzara antes de fin de siglo las faldas de la sierra que la envuelve. Diversas iniciativas privadas proyectaron urbanizar esas zonas periféricas. La más original fue, sin duda, la de Güell y su arquitecto de confianza, Antoni Gaudí, quienes diseñaron un complejo residencial en una de las colinas de la ciudad para que sus habitantes pudieran recuperar el contacto con la naturaleza.
Sin embargo, las circunstancias económicas y el idealismo de sus creadores –juzgado excesivo en la época– condujeron la urbanización al fracaso en 1914 y forzaron su transformación en parque público municipal en 1922, estatus que, casi un siglo después, aún conserva.
La entrada principal del Park Güell
El arquitecto diseñó la entrada al parque para llamar la atención de los paseantes con construcciones casi escenográficas y para comunicar un mensaje mediante multitud de símbolos cuya interpretación permitía resolver un juego de enigmas que llevaba a la siguiente conclusión: el Park Güell es el paraíso. Por esa razón, el colorido y el exotismo de los edificios de la entrada intentan marcar la frontera entre los dos ámbitos alegóricos, la tierra y el cielo.
El diseño de los dos pabellones que flanquean la verja –la portería y la administración del parque– responde, pese a su apariencia caprichosa, a criterios estrictamente funcionales. En ellos, Gaudí experimentó con nuevas estructuras basadas en formas orgánicas que aportaron un toque único al recinto del Park Güell.
La escalinata del Park Güell
Situada entre muros almenados y con las imponentes columnas del mercado como telón de fondo, la escalinata del Park Güell está formada por cuatro tramos –tres de 11 escalones y uno de 12– y dividida en dos partes simétricas por tres fuentes de formas orgánicas que, en conjunto, representan la idea de la magnitud geográfica de Cataluña en su esplendor medieval.
En la fuente del primer tramo, un círculo representa el mundo y un compás evoca a Gaudí como arquitecto y a Güell como promotor del parque. En la segunda fuente, una cabeza de serpiente, símbolo de la medicina, aparece bajo una señera catalana. La tercera fuente está dominada por el famoso dragón del Park Güell, revestido de trencadís cerámico, mientras que el último tramo acoge un banco en forma de odeón.
El mercado
Situada en el segundo nivel del parque, la sala hipóstila genera un imponente fondo monumental que crece a medida que se asciende por la escalinata del Park Güell. Para su construcción, Gaudí se inspiró en los templos dóricos de la antigua Grecia. El artista confirió una gran inclinación a las columnas más exteriores del conjunto, una práctica habitual de los arquitectos griegos que Gaudí exageró deliberadamente a fin de reforzar la estructura y dinamizar visualmente el espacio.
Llamada a convertirse en el mercado para los habitantes del complejo, la sala se compone de 86 columnas hechas de mortero y escombro que sostienen la gran plaza superior. La cubierta está formada por bóvedas semiesféricas revestidas de trencadís blanco. Gaudí sustituyó cuatro de las columnas para poner en su lugar sendos plafones, también de trencadís, que representan las cuatro estaciones.
La gran plaza del Park Güell
Inspirándose en las ágoras de las polis griegas, Gaudí diseñó este vasto punto de reunión y esparcimiento en el que debían desarrollarse las actividades cívicas y las ceremonias religiosas de los habitantes de la urbanización ideal. Situada en el centro geográfico del Park Güell, la gran plaza, con una longitud de 86 metros y 43 –la mitad– de anchura, tiene forma oval y un tercio de su superficie excavado en la ladera de la montaña, en una configuración que imita la de los teatros griegos arcaicos.
El resto del espacio, contorneado por el larguísimo banco serpenteante que actúa como barandilla, se asienta sobre las 86 columnas dóricas del mercado ubicado justo debajo, con lo que la gran plaza se convierte en un gran mirador sobre la llanura de Barcelona y el mar Mediterráneo.
Los caminos del Park Güell
Gaudí resolvió los grandes desafíos que el pronunciado relieve genera a la circulación por la urbanización diseñando una densa red de viaductos, pórticos, caminos y senderos con estructuras sumamente originales, diseños y recorridos muy funcionales y una estética que se funde a la perfección con el terreno.
Inspirándose en el modelo de jardín inglés del siglo XIX, Gaudí concibe una red que une todos los puntos de la urbanización y cumple con el programa simbólico de ascensión de lo mundanal –la entrada al parque– a lo más ascético: el calvario que lo culmina.
La Casa Museo Gaudí
En 1902, casi completada la red de caminos del parque, Güell encarga a Gaudí el proyecto de una casa muestra dentro del Park Güell, para enseñar a los posibles compradores de parcelas de la urbanización. Los constructores de la promoción –Pardo y Bardier– eligieron un terreno con vistas a la plaza y el calvario, entrada para vehículos por el camino del Rosario y acceso peatonal por el viaducto inferior.
Güell advirtió muy pronto los primeros síntomas del fracaso de su iniciativa urbanística y decidió frenar la construcción de la vivienda piloto, pero Pardo y Bardier, más optimistas, obtuvieron la autorización del promotor para levantar la casa por su cuenta y riesgo. Esta vez, el encargado del proyecto fue el arquitecto Francesc Berenguer, discípulo y colaborador directo de Gaudí.
Con interiores amplios, luminosos y ventilados, y un jardín escalonado con vegetación autóctona del gusto de Gaudí, la casa proyectada por Berenguer fue hasta 1925 la residencia del arquitecto catalán, quien nada más adquirirla la equipó con calefacción central, un lujo para la época. Tras su muerte en 1926, la casa fue vendida a Francesco Chiappo-Arietti, un constructor de pianos italiano, y el importe fue entregado a la junta constructora de la Sagrada Familia por deseo expreso de Gaudí.
Al fallecer la viuda de Chiappo en 1960, la asociación Amics de Gaudí compró el inmueble para abrir, tres años después, la Casa Museo Gaudí, en la que se muestra la residencia del arquitecto aderezada con mobiliario diseñado por él mismo.
El libro para explorar cada rincón del Park Güell
Creado como urbanización destinada a la burguesía barcelonesa, el Park Güell es una de las obras más conocidas de Gaudí. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.
Este completo libro sobre el Park Güell se acerca a uno de los monumentos de Gaudí más visitados y reúne en más de 280 fotografías los rincones más característicos de esta ciudad jardín considerada obra de arte.