Alicatados de la Alhambra de Granada

Los alicatados de la Alhambra de Granada

Los alicatados de la Alhambra de Granada nos muestran la perfección que alcanzó el arte nazarí, cuyos modelos ornamentales y decorativos se rigen por principios constructivos basados en la geometría.

 

La decoración nazarí en la Alhambra de Granada

Las edificaciones islámicas suelen presentar fachadas austeras y lisas, en contraste con el diseño suntuoso que acostumbran a exhibir las estancias interiores, donde la decoración puede llegar a recubrir todo el espacio arquitectónico.

 

Esta característica resulta especialmente evidente en la Alhambra de Granada, sede del reino nazarí, donde se combina un exterior sobrio con unos espacios interiores de aspecto deslumbrante. Sus exquisitos detalles ornamentales constatan la capacidad que tuvieron los nazaríes para llevar al arte y la arquitectura hispanomusulmanes a sus cotas de máximo desarrollo, creando un estilo sumamente refinado que perfeccionó muchos de los recursos característicos de la tradición islámica.

 

Para la decoración de la Alhambra se recurrió principalmente al yeso, la cerámica y la madera. Una de sus principales características es la fijación por los motivos de tipo geométrico, vegetal y epigráfico, un rasgo que en gran parte se explica por la resistencia de los musulmanes a representar a seres animados, pese a que el Corán no condena de forma explícita esa práctica.

 

Las composiciones geométricas de la decoración nazarí se basan en el concepto de teselación, es decir, el recubrimiento del plano mediante figuras de modo que no queden espacios intermedios entre ellas ni existan superposiciones. Los artistas nazaríes recurrieron a esa fórmula en muchos de sus diseños, pero también plantearon otras soluciones más imaginativas, sometiendo a los polígonos regulares a todo tipo de transformaciones para obtener nuevas figuras con las que se podían componer mosaicos, frisos y rosáceas o ruedas de patrones tan sofisticados como armónicos.

 

 

 

El arte del alicatado

Desarrollada por los musulmanes en su intento por emular los mosaicos grecorromanos y bizantinos, la técnica del alicatado consiste en cortar piezas de cerámica vidriada monocromas mediante unas tenazas o alicates para obtener fragmentos de distintos tamaños y formas geométricas, que posteriormente se colocan a modo de puzle unos al lado de otros, siguiendo un diseño previamente trazado.

 

Este tipo de decoración tiene un origen incierto, aunque en el siglo X ya estaba implantado en el norte de África. Dos siglos después, llegó a la península ibérica de la mano de las tribus de origen bereber, aunque fueron los nazaríes los que lo llevaron a su máximo esplendor, como atestiguan los muros de los palacios de la Alhambra.

 

Los artesanos nazaríes preparaban sus pigmentos utilizando diversos componentes de origen mineral que, una vez mezclados y cocidos en hornos, eran triturados para formar el polvo con el que después se bañaban las piezas cerámicas.

 

Alicatados en El Mexuar

Reformada por los reyes Yusuf I y Muhammad V a lo largo del siglo XIV, la sala del Mexuar se articulaba en la época nazarí en torno a cuatro columnas de mármol de diseño esbelto que soportaban una cúpula con linterna.

 

A partir de finales del siglo XV, con la llegada de los Reyes Católicos, el Mexuar perdió su configuración original y sufrió profundas modificaciones para adaptarse a su nuevo uso como capilla. El aspecto de la sala cambió de nuevo en siglo XVI, coincidiendo con el reinado de Carlos V, cuando se reubicaron algunas yeserías y alicatados y se añadieron emblemas heráldicos, entre otras actuaciones.

 

En el Mexuar podemos encontrar diversos modelos de alicatados. Por una parte, en la zona baja del muro se encuentra un alicatado de diseño geométrico que combina azulejos con aspecto de estrella alargada con pequeñas piezas triangulares que se unen para formar cuadrados. También podemos ver alicatados en forma de lacería, con una trama de cintas negras, azules, meladas y verdes que se repiten en el resto de paneles cerámicos que decoran la estancia. El muro norte presenta un diseño a base de lazos y estrellas típico del arte nazarí, atribuidos a artesanos moriscos.

 

El pavimento de la sala, reformada en varias ocasiones, está recubierto por baldosas rectangulares de barro cocido que se alternan con azulejos cuadrados decorados con emblemas heráldicos, detalles naturalistas y motivos geométricos de inspiración musulmana.

 

Alicatados del Palacio de Comares

Bajo un contexto de florecimiento de la cultura nazarí, el sultán Yusuf I impulsó en el siglo XIV la construcción del Palacio de Comares, que incorporó los elementos más característicos de las residencias andalusíes y se convirtió en el testimonio del poder real a través de su ornamentación simbólica.

 

Prácticamente toda la fachada del palacio está cubierta por yeserías, aunque en la decoración también desempeñan un importante papel los alicatados. En el edificio podemos encontrar alicatados que enmarcan las puertas y alicatados que recubren el tramo inferior de los muros.

 

Ya en el interior del palacio apreciamos alicatados con forma de pajarita nazarí en el patio de los Arrayanes, alicatados en el Salón de Trono que se basan en composiciones de lacería, y lacerías con estrellas en la Sala de la Barca.

 

Alicatados de los baños de la Alhambra

En la Alhambra existieron numerosos baños, pero el único que se ha conservado prácticamente de forma íntegra es el de Comares. Con una estructura inspirada en la de las termas romanas, el recinto se dividía en cuatro salas.

 

Todas estas estancias estaban decoradas con yeserías y alicatados, aunque el programa iconográfico original sufrió modificaciones tras la llegada de los Reyes Católicos, que reservaron los baños para su uso privado. En los baños se pueden encontrar formas novedosas, como la de trébol, junto a otros patrones más habituales.

 

Palacio de los Leones

Distinguido por la fuente que da nombre al recinto, el palacio de los Leones sintetizó todos los logros de la arquitectura nazarí a través de una magistral combinación de elementos ornamentales que permitió dotar a las distintas estancias del complejo de un aspecto sumamente refinado, en sintonía con las funciones de descanso y recreo que tradicionalmente se les han atribuido.

 

La estancia principal del palacio, la sala de las Dos Hermanas, presenta un zócalo de alicatados a base de cintas de colores en los que se alternan los escudos lisos con los que incorporan el lema nazarí, mientras que las jambas de los arcos que comunican con las dependencias anexas exhiben alicatados de ruedas que siguen los patrones característicos de la época de Muhammad V.

 

La Sala de los Reyes, al lado este del patio de los Leones, presenta una rica ornamentación a base de yeserías y zócalos de diseño geométrico, mientras que el resto de los muros está decorado con una composición de ruedas con estrellas negras de 12 puntas.

 

Las torres y el Partal

Ubicadas en puntos estratégicos del perímetro amurallado, las torres eran un elemento esencial en el sistema de defensa de la Alhambra. Tres de esas fortificaciones –la torre de los Picos, la de la Cautiva y la de las Infantascombinaron su función defensiva con su uso residencial. Con vistas privilegiadas del Albaicín y el Generalife, posiblemente estaban destinadas a personajes destacados, hecho que se refleja en su cuidado diseño.

 

En estas torres encontramos alicatados con diseño de ruedas, alicatados de molinete, o alicatados de cintas. Destaca la torre de Cautiva, con alicatados de diseño exquisito que en la sala principal se remataron con cartelas con citas coránicas. Para componer esas inscripciones, los artesanos tuvieron que recortar las letras en cerámica azul y combinarlas con las piezas blancas que sirven de fondo.

 

El libro de Alicatados de la Alhambra

Este libro de Alicatados de la Alhambra muestra la belleza y la complejidad del arte decorativo nazarí. A través de más de 140 fotografías, sus páginas explican el origen de los alicatados, cómo era su elaboración y muestra los diferentes tipos de alicatados que hoy podemos contemplar en la Alhambra de Granada. 

 

Editado por Dosde en un formato compacto y manejable, este libro de fotos muestra la perfección alcanzada por el arte nazarí en la elaboración de los alicatados. El libro completa la serie temática de libros de Sevilla publicados por la editorial.

 

Email to someoneShare on FacebookTweet about this on Twitter